Este año se cumplen 500 años de la publicación de algunos escritos de Lutero: “A la nobleza cristiana de la nación alemana acerca del mejoramiento del estado cristiano” (agosto); “La Cautividad Babilónica de la iglesia” (octubre) y “La libertad Cristiana” (noviembre).
El primer escrito aborda el hecho de que los cristianos, en virtud del sacerdocio universal, tienen el poder para juzgar lo que es recto o incorrecto en la fe. Por ende es competencia de todo cristiano preocuparse por la fe, entenderla, defenderla, y condenar los errores. Ya que en el bautismo hemos quedado libres y sujetos sólo a la Palabra divina, se pregunta ¿Por qué debe aprisionarnos un hombre con sus palabras? Y en vista de que todo cristiano nace del mismo bautismo, no hay diferencia entre ellos, la distinción entre ellos se debe solo a su obra y función. Señala en este los muchos abusos del poder eclesiástico y del poder secular.
La cautividad Babilónica, expresión que nace por el período en que el reino de Judá fue exiliado a Babilonia, bajo el rey babilonio Nabucodonosor II, después de haber sitiado la ciudad y destruido el Templo. Concluyó con el edicto del rey persa Ciro, quien permitió el regreso de los judíos y la reconstrucción de la ciudad y el Templo.
Esta expresión fue re empleada, en el período entre los años 1305 y 1377, donde la sede romana del cristianismo de antaño, cambió a la ciudad de Aviñón, en Francia, hasta el punto que se produjo un cisma que derivo en la elección de dos papas simultáneos. Lutero, toma esta frase como expresión del secuestro que sufrió la iglesia cristiana por el papado. Este es uno de los tratados más significativos de Martín Lutero, donde presenta una fuerte crítica a los líderes de la iglesia de Roma argumentando que los miembros laicos estaban “cautivos” por sus propios líderes a través de falsas enseñanzas y distorsiones de la Palabra de Dios, por sus tradiciones y regulaciones, convirtiéndolas en un sistema de control y coerción.
En “La libertad cristiana” Lutero deja en claro que el cristiano está libre de pecado a través de la fe en Dios:
“A fin de que conozcamos a fondo lo que es el cristiano y sepamos en qué consiste la libertad que para él adquirió Cristo y de la cual le ha hecho donación –como tantas veces repite el apóstol Pablo– quisiera asentar estas dos afirmaciones: El cristiano es libre señor de todas las cosas y no está sujeto a nadie. El cristiano es servidor de todas las cosas y está supeditado a todos”.
El plan nacional de la IELA “Libre en Cristo” pretende motivarnos a vivir, crecer y sostener la libertad que tenemos en Cristo. Es imperioso reconocer que es don de Dios, dada por su gracia y amor, que nada podemos hacer o aportar para ser libres o más libres. También se necesario reconocer que perdemos esa libertad cuando permitimos ser “cautivados” o cuando nosotros mismos “nos encerramos”, atentando así contra la propia naturaleza de la iglesia y del cristiano e impidiendo los frutos de esta libertad y el crecimiento en ella.
Muchos son los factores internos y externos que nos “mantienen cautivos”: miedos; comparaciones; conflictos; distorsiones; mentiras y engaños; liderazgo inadecuado; pasividad; infidelidad a la Palabra; falta de memoria histórica; tradiciones culturales y estructurales; entre tantas otras. Sin embargo, la libertad es una, la obtenida por nuestro Señor Jesucristo en la cruz, que nos libera de todos y cada uno de los factores que nos quieren mantener cautivos, por ello el apóstol Pablo nos exhorta: “Manténganse, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no se sometan otra vez al yugo de la esclavitud” Gálatas 5.1
Que la lectura y la reflexión sobre “La cautividad babilónica” traiga a la IELA un renovado ejercicio de la libertad en Cristo. Amén.
Pastor Claudio Herber,
Villa Ballester, Buenos Aires