La palabra adviento significa llegada o venida. La época de adviento es una de preparación para la conmemoración de la venida de Jesús en la carne (el pasado, lo que ya ocurrió); para su venida en gracia (el presente); y para su venida en gloria (el futuro).
Cuando aguardamos la venida de alguien, siempre esperamos. Esperamos a la persona en sí, como también aquello que trae: novedades, presentes, etc.
¿Qué esperar de Jesús?
Podemos esperar gozo verdadero porque ya vino en la carne y así cumplió la ley, sufrió y murió por nosotros. Por lo tanto, la ira de Dios quedó aplacada, el pecado, la muerte y el diablo quedaron vencidos. “No vino para ayudar a los ángeles, sino a los descendientes de Abraham” (Hebreos 2.16); es decir, a los seres humanos, ¡a nosotros!
Podemos esperar gracia sobre gracia: perdón de pecados, paz con Dios y con nuestros semejantes (hermanos en la fe incluidos), fortaleza de nuestra fe, consuelo, poder, verdad, gozo, seguridad, provisión para nuestras necesidades; porque desde la cruz hemos escuchado las palabras “consumado es”. Aquí en la tierra tenemos los medios de gracia y también esta exhortación con promesa incluida: “Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro”. (Hebreos 4.16).
Podemos esperar una vida completamente nueva. “En la casa de mi Padre hay muchos lugares donde vivir, si no fuera así, yo se los hubiera dicho. Voy entonces a prepararles un lugar. Y después de irme y de prepararles un lugar, vendré otra vez para llevarlos conmigo, para que ustedes estén en el mismo lugar en donde yo voy a estar”. (Juan 14.2-3).
Habrá notado que aquello que esperamos es lo que ya tenemos. Podemos decir entonces: estos son los presentes que tenemos y seguimos esperando siempre de nuevo a partir del adviento de nuestro Señor Jesucristo. ¿Te has puesto a pensar qué uso estás haciendo de ellos mientras esperamos su venida en gloria, en el día último?
Arturo E. Truenow, pastor presidente de la IELA.