En este día de la Reforma, lo invitamos a leer este breve comentario de Martín Lutero sobre el Salmo 118:5 “En medio de la angustia clamé al Señor, y él me respondió y me dio libertad”.
Hay que notar aquí la gran sabiduría e inteligencia de la fe. En su desgracia, David no corre de aquí para allá, no llena todos los oídos con sus lamentaciones, maldiciendo y culpando a los enemigos. Tampoco murmura contra Dios diciendo: “¿Por qué Dios me hace esto? ¿Por qué no a otros que son peores que yo?” No comienza a dudar de Dios, que le manda estas cosas, ni lo considera airado en su contra ni su enemigo, como lo sugieren poderosamente la carne, el mundo y el diablo. Por el contrario, se eleva por encima de todo y, a través de una apariencia tan adversa, puede ver el corazón paternal de Dios. Reconoce el sol a través de nubes y temporales sombríos, espesos y oscuros; y, a pesar de ello, invoca de todo corazón a quien lo hiere y se le presenta de manera tan áspera. Esta es sabiduría sobre toda sabiduría y obra exclusiva del Espíritu Santo, bien conocida por los cristianos piadosos y verdaderos. (OL, tomo 6, 325).
Por recursos, los invitamos a dirigirse a: http://reformaluterana.org/wp/