“Después de esto miré, y vi una gran multitud, la cual nadie podía contar, de todas las naciones, tribus, pueblos y lenguas. Estaban delante del trono y en la presencia del Cordero, vestidos de ropas blancas y con palmas en sus manos. Clamaban a gran voz, diciendo: «¡La salvación pertenece a nuestro Dios, que está sentado en el trono, y al Cordero!»” (Apocalipsis 7:9-10).
En este texto de la Biblia, Dios nos presenta una descripción de la iglesia triunfante que está delante del trono. Es la iglesia que ha salido de la tribulación y del sufrimiento, la que ya está en presencia de Dios. Allí están los creyentes que ya han fallecido.
Y la iglesia cristiana recuerda y testifica acerca de esta realidad en un día del año, y este día se llama “día de todos los santos” No haciendo referencia a los “santos” como intercesores, sino aquellos cristianos, santificados por la sangre de Cristo que están entre esta multitud.
Quizá los problemas, desafíos y distracciones de esta vida peregrina no nos dejen ver la realidad de aquellas cosas que nos esperan en un futuro no tan lejano. Pero Dios nos presenta aquí una de nuestro futuro, un futuro lejos de las miserias de este mundo, en plena gloria.
Dios siempre nos sostenga firmes en la fe para que en el futuro podamos estar también entre todos los santos.