¡Feliz Pascua de Resurrección!

Las viejas telenovelas nos anunciaban que la historia todavía no había terminado, que había razones suficientes para volver a encender el televisor una semana más tarde, a la misma hora. En vez del famoso “The End”, leíamos “Continuará…”

Los creyentes en Jesucristo sabemos que después de la victoria de Jesucristo, la muerte no tiene la palabra final. Lo que pasó el Viernes Santo, no fue “The End”. Lo que sucedió el domingo de pascua fue algo tan extraordinario, que los discípulos –a pesar de que Jesús se los había preanunciado- consideraron una locura la noticia del sepulcro vacío.  

Al sepultar a un ser querido, muchos experimentan lo que consideran el último acto. Asumen con tristeza que es una historia acabada. Nada puede suceder. El que fue, ya no será. Como reacción ante lo inevitable, se encuentra consolador el atesorar imágenes, buenos recuerdos, enseñanzas. El que se fue, sigue “viviendo” en esa herencia valiosa que dejó tras de sí. 

Los creyentes en Jesucristo, frente a la muerte podemos decir esperanzados: ¡continuará! Y no pensamos en una sobrevida que perdura en la memoria; mucho menos pensamos en una reencarnación (una especie de nueva chance para vivir una vida más elevada). Creemos y confesamos que habrá una resurrección. Seremos nosotros mismos, vueltos a la vida, con nuestro cuerpo y nuestra identidad.

Cristo vive y, por eso, nosotros también viviremos. Con San Pablo podemos mirar la muerte a los ojos y exclamar “¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde está, oh sepulcro, tu victoria?” Ese último y gran enemigo, el que aparenta tener el poder de arrebatar y destruir todo, será derrotado. Así como cuando nuestro equipo favorito gana, decimos sin haber jugado “ganamos”, también aquí, sin haber luchado el viernes santo, podemos decir “ganamos”. Su victoria es nuestra. Por fe podemos decir “ganamos”. Viviremos en carne propia lo que experimentó Jesús. La historia continuará.

¡Feliz Pascua de Resurrección!

Prof. Antonio Schimpf – Seminario Concordia