Una pascua diferente

Ahora que no podemos, seguramente apreciamos y extrañamos el hecho de poder reunirnos, de saludarnos y compartir nuestras novedades, de estar congregados alrededor de la palabra y los sacramentos, de poder orar y cantar juntos, y de hacerlo con fuerza cuando somos muchos. Más todavía en el culto de pascua de resurrección, el día más importante del calendario litúrgico, día de regocijo, de saludarnos ¡Cristo vive, ha resucitado!

Será una pascua diferente. Celebraremos en familia que Cristo resucitó para nuestra justificación, o en soledad en el peor de los casos; cada uno en su casa, aislados físicamente del resto de nuestros hermanos en la fe y de nuestros conocidos y amigos. Salvo por razones climatológicas en zonas rurales, seguramente pocos tendrán memoria de una pascua así. A manera de paréntesis en este escrito, mientras que las disposiciones del gobierno tengan el propósito de cuidar a la población y sirvan para ello, como iglesia, como cristianos, estamos llamados a someternos a ellas y aceptarlas.

Aunque diferente, curiosamente será una pascua muy parecida a la primera. Aquel domingo de resurrección terminaba de esta manera: “La noche de ese mismo día, el primero de la semana, los discípulos estaban reunidos en un lugar con las puertas bien cerradas, por miedo a los judíos” (Jn 20.19). Aunque por motivos diferentes, ¡ellos también estaban aislados!

Este domingo cuando nos reunamos en familia para el culto, Cristo mismo se hará presente entre nosotros para decirnos lo mismo que a aquellos temerosos que se habían aislado: “La paz sea con ustedes”. Vendrá para decirnos “no teman, no están solos en esto, yo estoy con ustedes y me pongo en medio de cada uno de sus hogares donde se reúnen en mi nombre”; y esto será regocijo para nosotros como lo fue para ellos.

Esto será así porque muy temprano aquella mañana Jesús dejó el aislamiento que significaba aquella tumba fría. ¡Feliz pascua de resurrección!

Pastor presidente Arturo E. Truenow